El escaso, exigente y enigmático porrón pardo, una especie arisca y solitaria, es un ejemplo paradigmático de la decadencia sufrida por los humedales españoles desde mediados del siglo pasado, cuando una agresiva política de desecaciones y transformaciones acabó para siempre con buena parte de la riqueza de esos singulares enclaves. Hoy en día, solamente un puñado de parejas pervive en los mejores humedales levantinos, manchegos, extremeños y andaluces. Aunque su situación sigue siendo crítica, afortunadamente su distribución se ha ampliado en los últimos años.
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